Desde una cantina en el centro del al urbe, escribo,
Relatando al papel de mi servilleta mis memorias contigo.
La bicicleta en la pared colgada,
Por algún achispado cliente olvidada,
Me invita a tomarla, y viajar… a tu mente llevarla.
Me pide ir a la búsqueda aventurada.
El cigarro en el cenicero… se consume lento,
Tu silueta hace con su humo
¿O será mi mente?, que un mal paso me ha jugado
La botella que consumo,
Lucha por incitarme a lo que no logrado.
A lo lejos el trío suena,
En aquella lúgubre y obscura esquina,
Los sabios y adivinos tocan sus notas,
Al compás de mi derrota.
Mientras la servilleta es mi secreto,
Me observa el psicólogo de oficio, ese, el cantinero,
En espera de darme su bien intencionado consejo,
De años adquirido su conocimiento.
Fue en aquella cantina…
Donde de mis labios salieron palabras
Y de mi corazón solo quedaron intenciones secretas.
Es aquí a espaldas de hidalgo manifestando libertad,
Donde Pino Suárez mi alma resguarda,
Es aquí donde la servilleta,
Se hace de la fuente agua.
Agua de hechos y memorias,
Historias que esperan para ser secadas y contadas…
jueves, 5 de abril de 2012
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